Por Héctor Salinas Castellanos
Comunicador Social y Periodista
Especialista en Comunicación
hector.salinas@uptc.edu.co
La efectividad al entregar un mensaje radica no
solo en lo que se dice sino en “cómo se
dice”. El contenido del mensaje es importante, pero mucho más, la
forma como el orador lo entrega a su auditorio.
De esta habilidad depende que se genere una verdadera
empatía, confianza, seguridad, convicción, motivación e interés de parte de
quienes reciben el mensaje.
Los verdaderos líderes tanto a nivel nacional
como mundial, son aquellos que poseen una gran capacidad al exponer sus ideas
de forma clara, sencilla, precisa y natural. Ha quedado demostrado que los
lenguajes no verbales tienen más impacto en la oratoria que las palabras y el
discurso.
El resultado de una investigación publicada
por History Channel, indica que las expresiones no
verbales tienen un 93 por ciento de importancia frente a las palabras, lo
cual evidencia su gran impacto en la presentación de un mensaje oral. Las
palabras solo tienen el 7 por ciento de importancia en la presentación oral del
mensaje.
La comunicación oral, la constituye los movimientos
corporales, el tono de la voz, la mirada, el manejo de las manos, las
micro expresiones faciales, las emociones, el estado de ánimo y muchas otras
actitudes que se manifiestan inconscientemente y con mayor contundencia
cuando nos enfrentamos al público, o simplemente cuando sostenemos una conversación.
Los movimientos corporales
Son los comportamientos del cuerpo que se manifiestan cuando
nos dirigimos al público, muchos de los cuales manifestamos
inconscientemente. Se debe tener cuidado en no incurrir en algunas
actitudes que no solo pueden distraer la atención de nuestros interlocutores,
ya que hacen que nuestro mensaje pierda por completo la atención y el interés
de quienes nos escuchan. Caminar agachados, frotarse y cogerse las
manos, hacer movimientos de hombros y de cintura innecesarios, inclinar
la cabeza, poner las manos en los bolsillos, respirar profundamente, mostrar
inseguridad y desconfianza, sentarse de forma descuidada, ser muy rígidos al
estar de pie, distraer la mirada, realizar movimientos exagerados al caminar,
mirar con sorpresa, exagerar los movimientos de la boca y los labios, cogerse
la nariz, pasarse las manos permanentemente por el cabello y perder la
naturalidad; son entre otros, signos
delatores de inseguridad, desconfianza y temor.
El público es como un espejo para el orador, ya que su
forma de manifestarse corporalmente se ve reflejada en las reacciones que el
auditorio asume. Si la exposición resulta amena, entonces, reaccionará de
manera atenta demostrando interés y deseo de participar; mientras que, si la
intervención no es agradable, el orador verá a un público aburrido,
desinteresado y frío.
Mirar al público es importante, sin que esto
signifique centrar la atención exclusivamente en una sola persona o en una sola
parte del auditorio. La mirada no puede distraerse en situaciones que no
interesen al público. Cuando fijamos la mirada en el techo piso, o uno de los
lados del auditorio, estamos expresando dudas y falta de seguridad.
El tono de la voz en la oratoria
Aunque no parezca, el tono de la voz, hace parte de
los lenguajes no verbales y juegan un papel trascendental en el discurso porque
le dan vida al significado de las palabras en la medida que el orador imprima
el acento que corresponda cada parte del discurso. Solo así logrará despertar en
sus interlocutores emociones y sensaciones.
El tono tiene que ser muy expresivo, es decir, que muestre
sentimiento, emoción, intensidad y pasión. Los mensajes de alegría deben
manifestarse con regocijo; los de tristeza, melancolía. El tono en un discurso debe
acoplarse con el significado de las palabras.
Para darle el tono propicio a las palabras no se
necesita utilizar un volumen alto, ni un ritmo melódico exagerado; lo que se
requiere, es que el orador le dé la acentuación precisa, el realce y el sentido
a las palabras del mensaje.
En un mensaje, la voz no es tan importante, pero el
tono sí. Tienen razón aquellos que dicen que a los oradores los podemos
comparar de la misma forma que a los cantantes: “los cantantes que tienen buena voz, pero no saben cantar” y “los cantantes que no tienen buena voz, pero
sí saben cantar”. En las canciones, poemas, narraciones, descripciones,
producciones pictóricas y en todas manifestaciones del arte, está la
expresividad para darle vida, color y esencia a todas las obras artísticas,
literarias y culturales.
Leer un discurso sin el tono adecuado, es como
declamar un poema o interpretar una canción sin ponerle el sentido que requiere
el texto. Los tonos planos y rígidos harán
que se pierda el interés del discurso. “El tono es como el aliño que se aplica a los alimentos para darle
sabor”.
La modulación, la dicción, la vocalización, la
inflexión, el ritmo y el estilo son características del buen orador, pero se
recomienda mantener un ritmo adecuado al hablar, que no sea muy rápido, ni
pausado y con un volumen de voz moderado; es decir, ni muy alto, ni
muy bajo.
El Periodista y escritor Juan Gossaín, señala: “El buen orador debe ser un verdadero actor
ante su público”. En una entrevista que concedió a su colega, Germán Díaz
Sossa, para el libro: Así se habla en público, coincide en afirmar que la
voz no es tan importante, sino los matices. Sobre el particular,
enfatiza: El buen orador debe ser capaz de actuar un poco con la voz. Que
le ponga el tono que requiera el momento; intimista o de enojo e indignación si
se requiere; que el actor no sea el orador sino su voz.
Un mago y un genio absoluto de los matices de la voz, era
Jorge Eliécer Gaitán. Él hablaba como doctor ante los doctores y como gamín en
los parques de Bogotá. Ese era un genio en el manejo de la voz.
Gaitán se sintonizaba con el auditorio; y lo que es
más interesante, no importando que auditorio fuera. Era capaz de cautivar a los
emboladores, pero también a un jurado de abogados participantes en un foro o en
un juicio. También en los famosos viernes culturales que hacía en Bogotá, en el
Teatro municipal. Todo esto se puede escuchar en los discos, en las grabaciones
que hay de Gaitán. Los discursos dependían mucho de los tonos y los tonos de
los temas y de quienes estaban presentes.
En la oratoria, hay que empezar por convencerse así
mismo. El que no sea capaz de convencerse así mismo de lo que está diciendo, no
convence a los demás. Eso es importante en un orador: que sea él mismo, que se
crea su propio mensaje antes de compartirlo con los demás.
Los mejores oradores que yo he oído en Colombia son
hombres que no se despeinaban nunca. Alberto Lleras, por ejemplo, o el
expresidente López Pumarejo, exponía muchas ideas en sus discursos.
Por lo general, un orador es malo cuando se dedica a
hablar por hablar. Eso es básico para el fracaso. Cuando sacrifica las ideas por
la retórica y cuando lo único que le preocupa es la voz, es lo que ha llevado
al fracaso a tantos oradores en Colombia. Un orador es auténtico cuando sus expresiones
son muy naturales e impregna a las personas del estado de ánimo que experimenta
en una alocución.
Un orador debe ser inteligente. “La mejor expresión de
inteligencia de un buen orador es el sentido del humor” y cuando tiene ideas
que sepa exponer. Pueden ser barbaridades, pero que exponga cosas, que diga
cosas, porque al fin y al cabo es lo que realmente mantiene el interés de
quienes lo están oyendo.
Por su parte, el Padre, Gonzalo Gallo, indica que la
humildad es un elemento fundamental en la comunicación frente a grupos. Lo dice
con estas palabras: “El conferenciante
debe tener humildad para vivir aprendiendo, para evitar la inflación del ego,
para aceptar las críticas y auto-criticarse; y sobre todo para aceptar que no
es un Dios, sino solo un instrumento de Él”.
Muchas veces descuidamos nuestro lenguaje no verbal al dirigirnos a un publico debido a que entramos en una etapa de nerviosismo que ocaciona movimientos y acciones involuntarias que pueden resultar molestas para el auditorio, haciendo que pierdan el interes por lo que se les esta hablando
ResponderEliminarEs muy importante para ser un buen orador controlar tanto el lenguaje verbal como el no verbal y por supuesto no esta de mas decir que esta destresa se adquiere con el tiempo y la practica
Gracias por los tips tan importantes que nos van a servir a la hora de estar frente a un público o en cualquier circunstancia en donde nos estemos expresando ya que muchas veces cometemos errores como tener la mirada distraída en el techo,o a los lados,o al a hacer movimientos involuntarios con nuestro cuerpo estamos expresando dudas y falta de seguridad.
ResponderEliminarEl meneadito es mi favorito profe
ResponderEliminarrealmente lo importante no es lo que se dice sino como se dice. nuestro cuerpo es el que habla, y esto puede resultar siendo un arma de doble filo, por un lado podemos develar lo que hay dentro de nosotros si realmente lo sentimos, pero si no, nos exponemos a ser descubiertos.
ResponderEliminarMe ha llamado mucho la atención este artículo, ya que muchos de nosotros siempre que pasamos a exponer, o simplemente a hablar frente a un público ya sea pequeño o grande o también en una simple conversación entramos como en una especie de nervios y no tenemos confianza en si mismos, y pues como lo dice él articulo, uno no debe pensar únicamente en lo que se dice si no como en la manera que se dice, saber manejar nuestro cuerpo ya que él es el que habla por si sólo, este articulo nos ayuda a mejor y perfeccionar muchos errores que nos pasan a muchos
ResponderEliminarMás que un comentario sobre el artículo quiero brindar unas palabras de agradecimiento al autor y docente a cargo del área de Competencias comunicativas por recalcarnos la importancia de las habilidades para hablar correctamente, para comprender el mensaje que nos quieren dar a entender, para escuchar a las demás personas y poder ser escuchados en un mismo ambiente, pues aunque parezcan habilidades simples a veces tenemos falencias en ellas y debemos fortalecerlas porque son muy útiles a lo largo de nuestra vida al igual que la expresión oral y los lenguajes no verbales, que son cosas tan simples pero muy importantes en nuestra vida cotidiana, gracias a este artículo podemos recordar la importancia del lenguaje no verbal que podemos ponerlo en práctica en un ejercicio tan simple como lo es entablar una conversación o compartir una idea con las demás personas es de vital importancia, debemos tener en cuenta los movimientos corporales que pueden ser un objeto a favor o en contra dependiendo del buen uso que le demos, el tono y la forma en como decimos el mensaje que queremos transmitir, además de tener una buena modulación, una buena vocalización y un buen ritmo a la hora de hablar para ser un buen orador...
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